14.1.10

La existencia de Dios.

Y la prueba racional cartesiana.

El sujeto cartesiano surge desde la identidad entre el alma y el pensamiento en la interioridad del ser.

El alma (lo único certeramente real) es pensamiento. Aclaremos un poco.

Descartes duda de todo, el universo puede no estar ahí, todo puede ser producto de un engaño, pero al reflexionar esto, lo que si existe y es innegable: es el pensamiento que me permite reflexionar y que reside con el alma, en el alma. Pienso – Existo.

Luego, sabiendo y reconociendo que la inteligencia solo capta una parte de la realidad (por medio de los sentidos) de manera confusa e intuyendo todo lo demás (aquello que no puede conocer, porque el universo es infinito) llega a concluir que él mismo es un ser imperfecto (por ende hay – existe un ser perfecto).
Esta imperfección está sujeta a la dependencia que hay en la participación entre el ser imperfecto en el ser perfecto.

Cuando el sujeto jerarquiza en grados de perfección, entonces reconoce la existencia de una realidad – sustancia perfecta a la que llama Dios (por poseer los atributos de perfección en máximo grado o valor absoluto – es un ser perfecto y que todo cuanto poseemos procede de él. Las ideas confusas que provienen de los sentidos, se nos presentan solamente debido a nuestra imperfección).

3 comentarios:

  1. Anónimo15.1.10

    En el marco de ese pensamiento podríamos decir que la fe, es creer en la perfección para generar un control moral-espiritual en las sociedades. Por ejemplo, cuando el pueblo Israelí se dirigía a la tierra prometida desde Egipto, se desbordo en la imperfección por perder la fe, hasta que Moisés bajo con las tablas de los 10 mandamientos, rectificando la fe desde la perfección de los mandamientos.
    Por eso cuando tenemos desequilibrios emocionales que nos hacen mas imperfectos, acercarnos a la fe nos llevaría a la perfección para poder salir adelante.
    Luciano

    ResponderEliminar
  2. “… nos llevaría…” (como vos bien decías)
    Acá el punto de Descartes es, desde la razón argumentar la existencia de Dios, aún dejando de lado la fe.
    En el tiempo de Descartes (el tiempo previo) toda demostración de la existencia de Dios era absolutamente teológica y con explicaciones que en el fondo decían porque si.

    Por otro lado, tema por demás debatido, es la siempre cuestión de que los dogmas religiosos (fe en general – no importa cual) son para ordenar el desborde social…

    ResponderEliminar
  3. A propósito de propósitos, es menospreciar el valor (o incumbencia) de la filosofía cuando se reduce solamente a lo teológico.
    No se trata de darle un toque misterio y un aura de mas allá del tiempo y el espacio, como algo casi sagrado (como sucede muchisimo).

    Solo se trata de observar el valor fundamental que tiene esta ciencia previa y forjadora de todas las demás, en el pensamiento del hombre, su historia, su quehacer en el universo y solo a veces se pregunta si hay o no mas allá.

    ResponderEliminar