19.1.10

Ceremonia secreta

“Yo no sé, atenienses, la impresión que habrá hecho en vosotros el discurso de mis acusadores. Con respecto a mí, confieso que me he desconocido a mí mismo; tan persuasiva ha sido su manera de decir. Sin embargo, puedo asegurarlo, no han dicho una sola palabra que sea verdad”.
(Apología de Sócrates. Platón)

Todos hemos sido Sócrates en esa situación mas de una vez, quizá no tan extrema pero si, idéntica en la acusación infundada.
Es que a veces se pretende mantener una ilusión de clama, de “no saber” y entonces lo preciso es deshacerse de la mosca molesta que pregunta, que desea saber o simplemente que no sigue los arquetipos predeterminados. Que elige alguno de los caminos alternativos y no aquél que ya fue señalado por otros.

No perder la esencia y crecer con ella, desarrollar nuestras virtudes y sostenerlas en el tiempo (a través de toda la vida) es un mandato tribal - antiguo, de esos que como dice la canción “jamás sabrán los blancos”, porque son “misterios que no explora ni la luna con sus rayos”.
Eso nos da la nobleza verdadera, la audacia, lo curioso… pero también nos puede obligar a beber el veneno amargo de la condena.

¿Que es morir por la verdad?, sino vivir de acuerdo a nuestros ideales, por más antipáticos que suenen a los oídos de los demás.

http://disrupciones.blogspot.com/2010/01/la-muerte-de-socrates.html

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