10.1.10

Consideraciones acerca de la relación ontológica originaria.

O mas allá de los conceptos.

A raíz de algunos de los post o comentarios recientes (ya no se si es producto de este blog o de alguno cercano) anduvimos pensando un poco acerca de esta tremenda y siempre intrincada cuestión que es el conocer y el relacionarnos con la realidad. Sea lo que sea esta cuestión de la realidad. Alguien me preguntó (siempre le hacen a uno esas preguntas entre la gracia y la nada):

Che, y ¿qué es el ser? – yo, medio sin prisa pero con contundencia le respondí: ¿según quien?

En esta oportunidad y a este respecto me gustaría hacer unos comentarios acerca de un texto de Caturelli – que trabajamos en alguna cátedra.
Sobre el ser y el ente – y la relación ontológica originaria (Breve ensayo sobre el ser). Bien, abordemos algunas consideraciones.

Hay entes. El yo los descubre y en esa primera impresión no se razona, sino que están ahí – dados, pero al hacerse patentes emerge la subjetividad del hombre y se constituye como sujeto pensante.
Esta primera experiencia se da en la interioridad del ser, cuando el hombre se distingue a si mismo como parte dentro del todo. En ese instante donde se adquiere conciencia de ser y concomitante conciencia del ser, allí comienza la distinción sujeto – objeto.
Se da en la misma conciencia.

A partir de aquí se produce la ruptura de aquella primigenia indistinción y se crea una relación de participación y actualización entre el sujeto y el objeto, donde uno no existe sin el otro – es relación de mutua cooperación.
Decíamos que el primer objeto (que se descubre) es el propio sujeto que se autodescubre en el universo.
Pienso porque soy – y aquí existe otra gran hoja de trabajo, quizá para otra entrada menos veraniega.

La conciencia es un acto del espíritu, por el cual me descubro como ser, y es el acto fundacional de la subjetividad que me constituye como persona (sujeto conciente de ser y del ser).
Pero (tengamos en cuenta) que el ser descubierto, no es el ser en absoluto, puesto que no podemos conocerlo, es incognoscible – ya que el ser es inagotable y nuestra inteligencia capta solo una parte de la realidad quedando un inconmensurable universo sin abarcar, por lo que el ser se intuye, nos aproximamos a él y solo tenemos una idea.

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