21.8.14

Habían pasado ya varios días desde que zarparon a nuevas profundidades, el capitán se sentía satisfecho porque en el puerto anterior pudieron beber sin moderación, encontraron putas y comidas exóticas, todo lo que un marino de ley necesita.

Sin embargo había algo sin resolver, un destino que se acercaba a la concreción y olía a muerte. El capitán no era un tipo creyente pero como todo aventurero sabía (en el fondo) que el devenir le tendería trampas, ciertas coincidencias que lo hacían dudar sobre el azar infinito… y mientras masticaba esas palabras entre sueños y remordimientos, tarareo una canción e imitó sobre su pecho el taconeo de las bailarinas. 

19.8.14

Las bitácoras de viaje comenzaban a detallar encuentros con un extraño monstruo; durante eternos viajes submarinos jamás se habían comprobado tales acontecimientos y ahora de repente, sucedían con frecuencia.

El capitán del “Yellow”, un viejo experimentado pidió dos aspirinas y el camarero de a bordo le trajo aceitunas, claro: el tipo era ucraniano o algo así, en otro momento podría haberse vuelto loco por semejante desconexión sin embargo ese día, estaba demasiado expectante. En toda una vida de altamar jamás se había topado con una criatura de la que poco o nada se sabía, ¿acaso era producto de una teología infantil o sería posible que el hombre aún sea ciego a ciertas profundidades? – al pensar eso y al ver las aceitunas en el plato se le antojó que estaba en un bar, a punto de saborear un Martini y repasó la receta en embriagante secreto: - “… 2 partes de whisky, 1 medida de vermouth y 1 aceituna verde…” 

14.8.14

Acabo de ver en “Canal (à)” un informe acerca de los llamados “Clásicos”, las características de tal, las rupturas que generaron en su tiempo y lugar, el temple noble que evocan y la permanente presencia.
Yo, que no soy un cocinero digno puedo hacer pocos platos, entre ellos el primero que aprendí, bifes a la criollas… es decir: un clásico. 

13.8.14

Hay una foto de un tipo montando un viejo caballo. Él harapiento y con la barba blanca, el caballo todo desvencijado... pero son libres.  
"Al desierto no suele gustarle el movimiento", es una expresión que aparece en el primer capítulo de “Colmillo blanco” (J. London 1906), expresión que recordaba vagamente y entonces la busco, la leo y la mastico. Pienso en cuanto me gusta la naturaleza en otoño con sus colores muertos pero pujante, esperando reafirmarse llena de vigor en el próximo surgir.


11.8.14

¿Por qué negarle al pensamiento tempestades infernales? 


Hablábamos hoy de los gustos y de las inquietudes, yo decía que no soy un lector cautivo, encerrado en un género o autor, de hecho eso me produce un aburrimiento terrible y es para el espanto de tantos otros que se dicen pues, avezados conocedores de aquella obra, de aquel tiempo y espacio, de aquel pensador.

¿Qué buscamos cuando emprendemos la travesía de abrir las hojas de un libro, si no desplegar las velas del pensamiento?

5.8.14

Estela de Carlotto es la medida del coraje. Hoy mientras estallaba la noticia del nieto 114, recordé < este > (humilde) texto que escribí en relación a la apropiación de menores, a manos de un Estado torturador y genocida.




Hoy es un día de alegría.
No espero ni pido que nadie crea el extraño aunque simple relato que voy a escribir…”, así comienza “Gato negro” de Edgar Alan Poe, tengo un gato negro en casa –también-, se lleva bien con Zeus son amigos, es su camarada.
El gato no tiene nombre pero podría haberse llamado Bagheera o Noche, yo lo insulto porque es un poco salvaje (es justo: no tiene nombre aún representa la animalidad más salvaje).
En todo lo demás no me parezco en nada con el personaje del cuento, o tal vez un poco en lo malhumorado pero jamás sería capaz de tan reprochable atrocidad, la que después de los sueños adoloridos se presenta como remordimiento –según dice él-.
Me gustan los relatos de Poe, bueno no soy muy original en eso, el tipo es un genio; me gusta la elasticidad con que lleva la narrativa de un extremo tenso y sudoroso a lo trivial de entre casa.

"¿No hay en nosotros una tendencia permanente, que nos enfrenta con el sentido común, a transgredir lo que constituye la Ley por el simple hecho de serlo (existir)?" – posiblemente sea la frase central del relato.