Partamos de esta antigua tesis para delinear algunos puntos básicos, - si; pero muy interesantes del desarrollo socio-cultural.
Las grandes civilizaciones nacieron a la vera de los históricos ríos y el mar sugirió la expansión hacia lugares remotos, con promesas de mejores horizontes.
De lo que se deduce que tanto para la agricultura, como para la pesca y navegación, el agua es el factor determinante en: por un lado el sedentarismo necesario para la construcción de canales de riego, navíos, puertos, agricultura (quizá en primer lugar), alimentación de ganado, etc.
Desde esta perspectiva, podemos seguir deduciendo que esta condición de espera (a los tiempos de cosecha, por ejemplo), motivó el espíritu para desarrollar el lenguaje, la transmisión de conocimientos, el desarrollo poblacional, los cambios en los hábitos de alimentación y convivencia.
El pensamiento necesita de estas condiciones para poder emerger fructíferamente.
Entonces, quizá sea cierto el principio de Tales de Mileto, quien decía que el agua es el principio de todo, siendo ella el sustrato universal.
¿Será que “el Milesio” en su interpretación de la naturaleza, también observó estas circunstancias?
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