Es necesario ver al filósofo del siglo XXI, como un artista de varieté.
Es raro imaginar a Tomás Abraham en un enroque con Peter Capusotto, pero… en fin, no es broma, deberíamos reflexionar un poco esa línea.
Si no, el gremio se transformaría en una competencia para los museólogos.
¿Otra vez el tema de la competencia curricular?
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