Cuando los académicos en general se pasan de rosca, es decir que solo hablaban de sus ciencias, y solo son académicos, entonces se olvidan de sociabilizar, de tener un contacto real con el otro.
Dejar de ir a la panadería es poca cosa, pero ya no tener ni siquiera que decirle a una chica y frecuentar (más de lo debido) tugurios sombríos (de esos donde se paga por cariño), termina pasando (les) lo de Nietzsche, a saber:
--- se pierde el dialogo normal con los demás – se frecuenta mas de lo debido mencionados antros del querer – se paga por media horita de cariño – se la pone en cualquier lado – se te pega una enfermedad de esas – se te cura mal – se te pega la locura y uno ya ni siquiera es un académico ---
Como conclusión, sugiero mantener siempre una cuota de vaga realidad.
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Coincido en esto de criticar a los académicos poco vagos..., es cierto, me parece, en el dialogo "normal con los demás" se aprende de anomalías.
ResponderEliminarPero como vos decís, ojo al piojo, pero al piojillo que le dicen "ladilla", después te andás rascando... Pero bien vale por una anomlía entrevista. Bien vale una buena dosis de "filozafía", no??
Saludos.
No todo es tan docto… no todo es tan tajante, algunas tangentes son buenas fugas.
ResponderEliminarA veces inspiran al transeúnte cotidiano, y a veces cuando se pierden las delicatessen se aprenden otras cosas. Vasos y besos.