Las situaciones extremas se dicen en valor absoluto y nunca se dicen tal cual son.
El universo de palabras y recursos de expresión (patrimonio léxico – discursivo), no alcanzan para transmitir fielmente las situaciones extremas.
Definamos un poco, estoy llamando situaciones extremas a aquellas de naturaleza casi monstruosa, aquellas que no son cotidianas nunca, y al ser en valor absoluto las defino tanto a las positivas al extremo, como a las negativas al extremo.
Entonces entran en esta clasificación solo aquellas rarezas que nos exceden de tal manera, que nos producen máximas sensaciones: muertes, nacimientos, proezas, desolación, en fin, de ese tipo.
Por otro lado, se dice que expresarse es constituirse como sujeto, el discurso que nos referencia ante (entre) el mundo, nos construye como personas existentes.
Somos, por la capacidad de decir y poder influenciar a otros. Emerge la subjetivación – emerge el yo.
Pero aunque tratamos de referenciar estas situaciones antes planteadas, todo discurso, toda enunciación queda siempre insuficiente y no refleja mas que como en una foto (que ilustra pero no transmite nada mas allá de si misma – no expresa la historia vivida).
Entonces, por eso mismo, las situaciones extremas en valor absoluto están encuadras en los límites mas lejanos del ser, allí donde no existe la capacidad de transmitir y por ende solo hay experiencia vivida.
En las fronteras mismas del hombre y su naturaleza..
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