Moderador de la noción, que resuelve la noción radical de Parmnides.
Días atrás habíamos delineado la noción de no-ser en su aspecto más radical y vehemente.
Es decir la carencia absoluta de ser. Impensable y mudo. (Vea http://lengua-libre.blogspot.com/2010/02/acerca-del-no-ser.html)
Pero veamos de qué manera Platón modera y supera el tratamiento del concepto. Otorga al no-ser un nuevo y decisivo significado que modifica (y acaso funda) la metafísica y el pensamiento occidental.
Ahora no-ser será relativo a la infinita alteridad, es decir no-ser esto o aquello, es lo distinto de…, imprimiéndole una mirada relativa a la rigurosa mirada Parmenidea.
Cada idea tiene una pequeña cantidad de ser y una infinita cantidad de no-ser. Así demuestra la unidad en la diversidad, y el cambio en la permanencia.
De esta manera concilia y supera el problema antinómico de Heráclito (para quien todo fluye) y de Parménides (para quien todo es fijeza).
Entonces de esta manera el mundo sensible participa del inteligible (los entes reciben porciones del ser) y el mundo cotidiano (cambiante) se torna armónico con el cosmos que es perfecto.
Toda la filosofía griega es un intento por conciliar la vida del hombre con la inmensidad del cosmos. Por eso la filosofía surge como duda teológica, habiendo un natural enlace entre filosofía y teología, ya que lo que buscaban era aproximarse racionalmente a comprender el universo perfecto en el que nos movemos, buscando conocer la realidad divina, desde la individualidad humana.
http://disrupciones.blogspot.com/2010/02/blog-post_23.html
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Las ideas en el pensamiento de Platón.
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Platón propone un desprendimiento (alejamiento) de “los sensible” (es decir: aquello que los sentidos nos dejan conocer y sentir pero de manera incompleta, imperfecta), para así alcanzar las verdaderas realidades de lo existente (que solo se conoce a través del intelecto – o sea: razonamientos acabados)
Aquello que hace que distintas cosas sean clasificadas por bellas (por ejemplo: un cuadro, un atardecer o un cuerpo) es una realidad superior que nos permite clasificar a “las cosas” como bellas, buenas, justas, humanas, divinas, etc., es decir que son arquetipos (modelos), nos da el marco por el cual clasificamos una cosa en tal o cual categoría. A eso Platón lo llama “ideas” (modelos) y se encuentran en un orden superior (suprasensible - inteligible) al plano de las cosas físicas (que se encuentran en el plano sensible).
Las cosas, entonces, son copias de las ideas y éstas últimas son eternas, inmutables e infinitas y las cosas del mundo sensible: son mudables, cambiantes y corrompibles (mueren o se destruyen).
Platón propone así, en su teoría de las ideas, dos órdenes de realidad.
Uno como modelo desde donde se nutre el otro.
El conocimiento cierto, científico (fijo, estable, imperecedero) se da en el orden ideal, ya que si lo construyéramos desde la percepción de nuestros sentidos (orden sensible) será engañoso y contingente – de esta manera será imposible llegar a nociones estables y duraderas.
Sabido es que se dedica fundamentalmente al pensamiento ético y político, buscando el ideal de justicia. Siendo la justicia la mayor de las virtudes y solo puede ser puesta en práctica en el seno de la polis – es decir en comunidad -, se estima que ya se han alcanzado todas las demás virtudes – una vez puesta en práctica la plena justicia.