5.2.10

Acerca de la salud: magia, religión y medicina.

Breves consideraciones.

Hubo un tiempo desde el cual, lo ritual irrumpió la primitiva vida del hombre. Por aquellos días en los albores de la civilización, el asombro y el sufrimiento, como así la alegría y los buenos augurios eran parte de la naturaleza que se explicaba a si misma, por medio de fenómenos.
La enfermedad y el hambre fueron interpretadas por los primeros como enojo de los dioses, y los favores eran conseguidos por ofrendas y determinadas conductas.
Curar, alimentarse, abrigarse fueron prácticas cotidianas que se ritualizaron. La sociedad se construyó y se fue complejizando en un abanico de prácticas y discursos que explicaron el quehacer del hombre en el mundo.

Fueron los chamanes, gurues, sacerdotes, brujos (cada cultura les dio nombres propios) quienes abrazaron la función de guiar al resto en el plano espiritual.
Ellos sabían que y cuando hacer para ganar el favor de las divinidades. Aún en el judaísmo o el cristianismo temprano (por ejemplo los profetas y sacerdotes eran además exorcistas) o en Grecia que la salud y la música estaban en intima relación (la música era considerada de gran valía social y sagrada), teniendo ésta y el arte funciones terapéuticas precisas.

La ciencia médica, tal como la conocemos hoy, es el resultado de actualizaciones y cambios en el tejido social, acontecidos con el correr de los siglos y el avance de las sociedades.
Antes y durante muchos siglos el hombre no separó estos tres aspectos fundamentales, constituyentes de su ser-humano: la magia, la religión y la ciencia no eran un triangulo separado, sino un todo constituyente de la experiencia humana y sus afecciones.

Con el correr de los siglos y los posteriores modos de relaciones interpersonales estos tres vértices fueron separando su camino, hasta la actual configuración. En América Latina, se dan singulares características de convivencia entre una matriz de pueblos originarios – con cultos a la tierra, propios de la generación y regeneración del equilibrio universal -, y un acople poco articulado con el cristianismo español, dieron un rostro de tensa calma en el desarrollo de prácticas mezcladas y hasta contradictorias. Pero que en el transcurso diario de la historia se fueron articulando una a otra pudiendo coexistir la santería popular, las prácticas ancestrales y los dogmas de fe – dando una atmosfera como de aromas mezclados entre si.

Podemos ver – todos lo sabemos – que los curanderos y ancianas de los pueblos, barrios o lugares alejados coexisten con un vertiginoso avance de la ciencia médica, y sus disciplinas auxiliares.
Entonces nos resta decir que siempre es recomendable seguir con tratamientos médicos habilitados y no usar prácticas alternativas que pueden afectar tanto al paciente como a su núcleo familiar de manera decisiva.
Siempre que unimos estos temas es obvio que realizaremos juicios de valor, en tanto ponderar una práctica por sobre la otra.

No debemos dejar de mirar que el objetivo de todo hombre (se lo pregunte de manera fehaciente o no) es la búsqueda de la felicidad. Y ella vendrá por el desarrollo de hábitos que sean buenos.
El hombre busca explicar-se, esto (como decíamos) está en su naturaleza pero buscar por el lado incorrecto solo dará una felicidad aparente y no en sentido absoluto, es que la felicidad solo se dará cuando se desarrolla una vida virtuosa y conforme a la razón.
Por ende estamos en condiciones de afirmar y develar (para otros) que la práctica del curanderismo y la santería popular, no tienen gran incidencia en el desarrollo de la historia, son prácticas menores – y muchas veces están llevadas adelante por herencias familiares de escasa malicia, pero en otros tantos casos, el comercio y el chantaje son la cara mas visible de estas prácticas – cuando familias desesperadas entregan la salud de un ser querido en manos de estas personas y abandonan tratamientos médicos, asistencias sanitarias por consejos de los gurues, no hay retorno.

El Estado Moderno, tiene un derecho positivo, está construido sobre leyes y prácticas validadas por autoridades, en este marco donde el triangulo que distinguiéramos está claramente separado no hay garantías cuando se sigue por el camino equivocado. Quiero decir: podremos estar amparados por la justicia en tanto asistamos a un centro de salud habilitado a tal fin, con profesionales idóneos, con prácticas aceptadas. Y no, en el caso de las prácticas cotidianas de los rituales tradicionales y populares que no ofrecen ninguna garantía y menos aún cobertura del Estado.
Como siempre a favor de todos y en contra del chantaje al soberano.

1 comentario:

  1. Es muy claro el concepto que das y las diferencias, pero hoy en día sigue existiendo gente que cree mas en un manosanta, o como se llame, que en la medicina, y esto a sido tema de mucha discusión, pero hay que saber entender y diferenciar que las enfermedades o los problemas de salud son del campo de la medicina, que el ilusionismo es de la magia y la fe de la religión, no quiero que suene frío ni muy teórico pero hay que saber poner cada cosa en su lugar. Pensar no cuesta nada.

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