El tipo se armó todo un sistema de creencias y una teología tan infantil que hasta al mismo dios le parecía innecesaria y hasta ridícula en algunos casos.
Con un santoral que rozaba el fetichismo, sus altares y mas de cien rituales caseros de alabanzas, vivía sin vivir.
Así pasó su vida sin que nada pase, ocultándose tras el mito para no escuchar al logos.
Una vida inauténtica y con un profundo vacío existencial, puede llenarse con mas supersticiones que certezas…
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