22.2.10

Nociones acerca del pensamiento de Agustín de Hipona.

Breves consideraciones.

La filosofía de (San) Agustín nace dentro de la fe.
Se inscribe en la corriente filosófica neoplatónica, corriente que articula y transforma con la verdad revelada del cristianismo, y sostiene que razón y fe no se oponen.

De profundo compromiso con los problemas sociales y políticos de su tiempo, ya que defiende el presente, como el momento histórico en el que se despliega la existencia. Lo considera además como un punto matemático entre la inexistencia del pasado (que recordamos con la memoria) y lo confuso del futuro (al que nos proyectamos).
Entonces entre la temporalidad del hombre y el paso a la intemporalidad de Dios se desarrolla la vida, en una orientación constante hacia la voluntad divina. Es un proceso de ascensión que comienza en el interior de cada hombre.

Su pensamiento busca a Dios, creador de todas las cosas, dador del sentido de la historia. Su filosofía es una invitación a vivir la interioridad del hombre para alcanzar la virtud y contemplar a Dios – que es la causa de la existencia humana.

Como valora el presente y la historia, valora asimismo la corporalidad del hombre, considerándolo una unidad integral entre cuerpo y alma. Valora la vida terrena.

Comprende la existencia de Dios en dos planos: uno inmanente (Dios está presente en cada una de las creaturas) y en un plano trascendente (porque está por encima de la temporalidad y del espacio) – Dios está entero, en cada partícula del universo.

Expresa Agustín lo que se conoce como “teología negativa”, es decir parte desde el punto en que hablar de Dios, conlleva a limitaciones conceptuales y contradicciones lógicas – por eso afirma (brillantemente) que es mucho mas acerca de lo que “no” se puede decir sobre Dios, que lo que nos da certeza y podemos expresar.
Esto agota muchos discursos innecesarios acerca de la naturaleza divina. Justifica esta postura desde el pasaje de Éxodo 3.14 donde Dios dice “yo soy el que soy”, al no definirse él mismo en esa manifestación – Agustín tampoco lo puede hacer por impericia o falta de conceptos adecuados – (Santo) Tomás de Aquino, retoma en parte este concepto.

Dios es un ser pleno, inmutable y sin carencias de ningún tipo, pues es pleno. Realiza la creación desde la nada, es un acto de voluntad y libertad – entonces la vida es un don. Aquí nuevamente con cautela lo define como misterios metafísicos, puesto que el intelecto del hombre es insuficiente para comprender la voluntad de Dios – comienza así su justificación del pecado.

La presencia del mal en la historia y (su presencia) en la vida del hombre es a través de la elección humana de apariencias de felicidad – bienes aparentes.
Es decir, aquello que el hombre elije porque a simple vista es bueno y lo hace feliz, pero errando su elección y desviando su vida desde la voluntad de Dios – hacia donde debe tender – hacia elecciones errantes.

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