2.2.10

Encadenamiento lógico.

Reseña del amanecer del logos.

Cabe destacar lo que parece una obviedad, pero no siempre lo es, entre la época de los mitos griegos, aquellos que dan vida a los dioses del Olimpo (Zeus, Poseidón, Atenea, Hermes, etc.), la cosmogonía en lenguaje épico – es decir las leyendas de los dioses y el cosmos desde sus orígenes sobrenaturales – y la filosofía propiamente que se inicia en la Magna Grecia (con chispas iniciales en las colonias), distan entre tres y cuatro siglos de distancia.
Pudiendo situar a Homero y Hesíodo (poetas rapsodas que contaban los mitos en forma de poesía) alrededor del siglo VIII a.C. y a Sócrates en el siglo V a.C. (quien es en la historia el padre de la filosofía), pasando en el medio por el despertar del logos (razón) en las colonias de los alrededores de Atenas, haciendo caso a su condición de puertos en contacto con otras culturas, viéndose influenciadas por el pensamiento de otros viajeros de distantes naciones orientales, de ahí la conexión con Egipto – alba de la civilización.

Podemos decir entonces que el paso del mito al logos, es gradual e influenciado y no tajante y abrupto.
Se van sucediendo ciclos de interpretación de la realidad universal, hasta llegar a un estado de razonamiento puro, guiado por la objetividad, brotando el genio helénico en Tales de Mileto, Parménides, Anaximandro de Elea y Heráclito de Efeso (por citar a algunos), quienes comienzan a desprenderse del pensamiento mítico y se profundiza y consolida como filosofía propiamente, en Atenas, con Sócrates y Platón, encarnando su punto máximo el pensamiento de Aristóteles.

Pero los mitos constituyeron la base de la cultura griega y la fuente primordial en la que se nutrió el pensamiento, que como una luz infinita llegó hasta nuestros días, como un faro.
Este devenir de las distintas etapas, como todo acontecer se fue dando en situaciones de crisis y cambios políticos, económicos, culturales – con intentos y ensayos de formas de gobierno distintas y guerras – que “paren la historia” según afirman los expertos – y situaciones de diferencias religiosas.
Este (el de las diferencias religiosas) es un aspecto no menor puesto que los griegos no tuvieron un sistema religioso cerrado y dogmático a la manera de los egipcios o en la actualidad el cristianismo, sino que al poseer una religión con bases idénticas y cada ciudad celebrar a distintos dioses del Olimpo y consagrarse en distintos cultos de manera mas bien abierta y con transmisión oral, dio la posibilidad de sondear distintos caminos interpretativos que llevaron a la diversidad cultural que conocemos.

Entonces podemos decir que el pueblo griego no puede ser comprendido en una sola visión uniforme sino en medio de una diversidad de influencias externas e internas.
El milagro cultural se funda en el logro de la armonía que se engendra en la multiplicidad – el mayor énfasis de las filosofías griegas está en la búsqueda de lo uno sobre lo múltiple.

Al respecto de los mitos, podemos decir que son en una civilización (cualquiera sea, está fundada en leyendas) que si bien son un aspecto temprano cronológico, no son un aspecto infantil o bárbaro. Las mitologías intentan explicar los cimientos y valores desde donde se nutre un pueblo para dar vida a su posterior organización civil.
Allí se expresan de manera voluptuosa las purezas y miedos mas profundos de ese pueblo, son alegorías que animan a construir la realidad desde una dimensión espiritual. Perdurando los aspectos centrales aún en medio de la cima intelectual a la que se haya alcanzado.

La mitología cuenta la esencia de un pueblo (muestras las verdades de su alma) y es un camino paralelo (no contradictorio) al de la razón – es otra forma de pensamiento.

Mientras el mito daba interpretaciones sobrenaturales, la razón entregó las razones físicas del Arkhe (origen) son pasos distintos de una secuencia necesaria en la interpretación. Siempre manteniendo como esencia la búsqueda de verdades últimas que unifiquen la multiplicidad del entorno.

Para algunos será el agua, para otros el fuego, para otros la infinita indeterminación, Platón lo llamará ideas, Aristóteles esencia. Lo UNO es aquello que subyace, a través de todo y perdura a través del tiempo y los espacios, podemos llamarlo alma en nuestro lenguaje moderno.

1 comentario:

  1. Anónimo2.2.10

    Muy Bueno Y Muy Redactado. Te dejariad Un Comentario Mas Extenso Pero Me Di Cuenta Y La Lectura Se Comio El Tiempo.
    Zorro Curioso

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