9.4.13


Uno lee cosas que sin saber muy bien por qué y las guarda dormidas en el corazón (en la memoria, digamos). 
Hace mucho, un preso polìtico decía en una entrevista acerca de la entereza ante la adversidad, que de mucho le había servido conservar la voracidad por la lectura y la escritura en los peores dìas de su cautiverio.

(Hoy retomamos la palabra… así, con escasa lucidez. Con mas guapeza que entusiasmo).

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