Estatuto del predicado.
Buena parte del juego de los intelectuales es
interrumpir al interlocutor locuazmente para hacer gala de la propia mente intrépida,
sin embargo me pregunto ¿cómo es posible poner puntos, pelos y señales en medio
de una oración?
Pongamos por caso: “Juan camina por la vereda rumbo a…” y
antes de finalizar el argumento se produce la interrupción: “¿y usted como sabe
que Juan iba rumbo a…?”.
Posiblemente el primer orador, estaba por
decirlo en lo que se conoce como predicado, es decir: aquello que se dice del
sujeto, para que la oración tenga sentido y podamos luego debatir al respecto, si fuera necesario.
En otros tópicos se lo llama, escuchar a quien
está hablando, simplemente.
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