Contra la convocatoria a la escuela de agentes,
de la policía de Entre Ríos.
La diferencia entre un erudito y un
intelectual, está en asumir un rol social activo y de permanente sospecha por
parte del intelectual, por decirlo de alguna manera.
La pluma y la palabra deben ser dinamitas.
Hace un rato estaba parado en un semáforo y
frente a mi, la convocatoria de la policía de Entre Ríos para su “escuela de agentes” – invitando a jóvenes
de entre 19 y 30 años a formar parte de las huestes de la irreflexión genuflexa.
En ese momento pensé que dos líneas merecían ser dedicadas a una pequeña
muestra de orgullo y resistencia. Resistencia a tal convocatoria, en aras de
una educación libre y a favor de personas dispuestas a interpelar el mundo
desde la razón, la ciencia, la palabra y el desarrollo tecnológico.
En las fuerzas de seguridad hay una
incompatibilidad de hecho y de derecho con la palabra, pues no circula – solo baja
desde el bigotón más bigotón hasta el cagarna
más tagarna (que es la correcta
pronunciación para un soldado con poca a ninguna instrucción). Lo importante es
que la palabra no circula y sin el cumplimiento de su función esencial, es
decir el vaivén, está desprovista de toda eficacia. En tanto la universidad
ofrece herramientas de todos los matices, en las humanidades, en las ciencias
exactas, en la salud, en el área de la gestión, en el desarrollo tecnológico o
en las escuelas de oficios.
En la provincia de Entre Ríos por lejos: la UADER ofrece más de 100
carreras que van desde las licenciaturas, profesorados, tecnicaturas, traductorados
y cubre un espectro casi total del territorio provincial. La UNER por su parte, ofrece
otro tanto (mucho menor) pero cubriendo un núcleo mas tradicional en cuanto a
la formación superior. La UTN
o la UCA y la
Cruz Roja. Además de Institutos de
gastronomía, fotografía o la Universidad
Popular Rey Leyes que ofrece una gama de cursos muy amplia, que
van desde mecánica del automotor o electricidad, plomería y peluquería.
Educar, conocer, saber hacer, pensar,
discernir, investigar. Todo lo que una subjetividad cincelada verticalmente,
olvida para siempre.
Digo… que se yo.
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