Después de la
sequía llega el diluvio, paradójicamente cada día, cada instante comprendo
menos.
Parmenides de Elea, en el siglo VI a.C., en su famoso
poema dice que unas yeguas lo conducen hasta donde llega su animo (hasta los
confines de si mismo), allí lo dejan en presencia de la diosa (Justicia) quien le ha revelado que es
necesario conocer acerca de todo. Hay tres caminos posibles en la vida de un
hombre.
Uno es
impracticable, incognoscible, apenas puede pronunciarse y es el de la nada
absoluta. Mientras tanto la mayoría caminan ciegos y sordos, sin discernimiento
ni capacidad de juzgar por un camino de apariencias y sombras, es decir sin
jamás detenerse en las preguntas verdaderas, ese camino debe ser desechado, sin
embrago la divinidad le marca un tercer camino plagado de pruebas pero homogéneo,
continuo, completo. Un camino que necesariamente se recorre con convicción...
(Esta mención es solo a grandes rasgos de un oscuro poema
épico y místico, sometido incansablemente a estudios a lo largo de la historia,
pero… a quien le importa de todos modos).
Imposibles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario