17.3.13


Después de la sequía llega el diluvio, paradójicamente cada día, cada instante comprendo menos.

Parmenides de Elea, en el siglo VI a.C., en su famoso poema dice que unas yeguas lo conducen hasta donde llega su animo (hasta los confines de si mismo), allí lo dejan en presencia de la diosa (Justicia) quien le ha revelado que es necesario conocer acerca de todo. Hay tres caminos posibles en la vida de un hombre.
Uno es impracticable, incognoscible, apenas puede pronunciarse y es el de la nada absoluta. Mientras tanto la mayoría caminan ciegos y sordos, sin discernimiento ni capacidad de juzgar por un camino de apariencias y sombras, es decir sin jamás detenerse en las preguntas verdaderas, ese camino debe ser desechado, sin embrago la divinidad le marca un tercer camino plagado de pruebas pero homogéneo, continuo, completo. Un camino que necesariamente se recorre con convicción...  

(Esta mención es solo a grandes rasgos de un oscuro poema épico y místico, sometido incansablemente a estudios a lo largo de la historia, pero… a quien le importa de todos modos).

Imposibles. 

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