10.3.13


“Somos polvo y nada. Todo cuanto hacemos no es más que viento”.

Dice una antiquísima tablilla de barro en el oriente próximo, mientas tanto yo aquí, no pienso en el tono bíblico o profético de la expresión, sino que detengo el segundo en que lo pienso para contemplar con la imaginación: lo eterno del universo inconmensurable y la fracción infinitamente pequeña (hasta el absurdo) de un solo segundo.  

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