En los párrafos iniciales de Espejos, < Eduardo
Galeano > hace una versión libre de la alegoría del Génesis y de los mythos fundacionales, pienso en que es
una opción bella y “ecuménica”. Comparto un párrafo.
Sobre la diferenciación y el encuentro dice: “La vida, sin nombre, sin memoria, estaba
sola. Tenía manos y no tenía a quien tocar. Tenía boca pero no tenía con quien
hablar. La vida era una, y siendo una era ninguna.
Entonces el deseo
disparó su arco. Y la flecha del deseo partió la vida al medio, y la vida fue
dos.
Los dos se encontraron
y se rieron. Les daba risa verse, y tocarse también”.
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