16.6.13

Es necesario asumir como educadores e intelectuales un permanente incentivo de la lectura crítica, que es tarea sustantiva a fin de que como decímos siempre, podamos fundar espacios de debate y disenso. Ocurre que sería ingenuo pretender que exista un proceso transformador, participativo y democrático en el plano intelectual e incluso en el lenguaje cotidiano cuando esto no ocurre en el seno de la cuestión política y en el plano material, es decir en la implementación de políticas públicas, la legislación laboral, el sistema productivo, las garantías jurídicas, etc.

Pongamos brevemente por caso los Indicadores Nacionales de 2011, ofrecidos por el Ministerio de Salud, a los efectos de mostrar la pertinencia de las palabras del profesor Freire y no pensar que su importancia es de las décadas anteriores y no actualizables a nuestro tiempo actual. El índice de alfabetismo total en la Argentina es de aproximadamente un 97,4 % para niños de hasta diez años, pero mientras que en Capital Federal el analfabetismo para el mismo rango de edad, es inexistente (0,5 %) en provincias como Chaco y Formosa los índices son groseros 8 % y 6 % respectivamente. 
Lo que por un lado se oculta por el otro se desenmascara. 
De lo que hablamos de una desigualdad de oportunidades manifiesta en nuestra realidad ya que estas rupturas son de raíz decididamente política y económica – lo que es francamente una deuda interna, ya que desde 1884 con la Ley 1420, hemos apostado a una educación igualitaria, gratuita y obligatoria, como dice el artículo número dos.        

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