Fundamente.
A - Todo responde a un plan orquestado y llevado adelante por grupos de poder.
B - Todo responde a una especie de cataclismo irreversible, producto del desborde frenético y sin censuras.
C - Todo es una gran mezcla de A y B, fundada en oportunismos.
D - Ninguna de las hipótesis anteriores es correcta.
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De una u otra (u otras) manera “la cosa” se está poniendo cada vez mas oscura, conforme avanza el siglo. Y a veces, me pregunto como sería mirar este mundo con los ojos de la infancia.
Claro, no estamos referenciandonos en una nostalgia imposible, absurda y melodramática. Sino más bien, estamos pensando en un retorno a cierta inocencia que permite hacer que “las cosas” se observen así como aparecen, sin andamiaje conceptual que las pervierta y desoriente.
Es ese el anhelo de la fenomenología, que busca sacarle a “la cosa” un ropaje metafísico y/o un cientificismo que no consigue explicar los todos los fenómenos que acontecen.
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Yo voto por la C!! Lamentablemente los ojos de la infancia nunca más serán los mismos, todo lo que vemos es desde el ahora y ese "yo ideal" que nos reconforta como imagen unitaria no existe aunque nos lleve todo la vida y más aceptarlo.
ResponderEliminarEstá muy bueno el blog! Saludos!