Huyó hasta ser alcanzado por su atenta sombra.
Regresó a la prisión, ahora sabiendo que es posible liberarse de uno mismo…
Aunque sea por poco tiempo.
Pensó siempre que la noche era su cómplice. Volvería a intentarlo el próximo viernes.
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La perdida de la sensibilidad, propia de los tiempos que corren nos conduce a detenernos frente a escenas cada vez mas violentas, carentes de toda sensualidad.
ResponderEliminarUna estética grotesca se nos presente como única y global, frente a otros (tímidos) intentos de superar esa obviedad, fastidiosa y desvergonzada.
Resistir en pequeños (últimos) reductos parece ser la salida. Aunque siempre creamos en el momento oportuno, para restituir el viejo orden.
Los lamentos de brazos vencidos de nada sirven, porque dar cuenta de lo vigente es el primer paso para la transformación.
De acuerdo contigo. La belleza pasa desapercibida porque están al día las escenas de desamor. La humanidad olvidó que es el amor y esa pérdida de sensibilidad y sensualidad hace que una gran mayoría quiera huír de ellos mismos y sus propias sombras.
ResponderEliminarUn abrazo