24.6.10

Flores marchitas y una copa de vino.

Todo arrojado
sobre la tumba vacía de mi pasado voraz.

Vientos, botas sedientas y
una palabra impresa
en mi futuro (que espera ser descubierto)
como un tesoro antiguo (a destiempo de si mismo).

Vos estabas ardiente,
alumbrando mi desierto,
Cuando buscábamos las moralejas de una fabula moderna.

1 comentario:

  1. Me gustó mucho este poema... me he reflejado en el espejo de sus letras y en el giro de un viento que desordenó las mías...
    Muy lindo tu blog...gracias por pasar por el mío.
    Un abrazo

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