26.6.10

Infelices los originales.

La pequeñez del gigante, está compuesta por su incongruencia con el entorno.

Mientras tanto, en algún lugar remoto, una pluma fue la desencadenante de la feroz batalla, entre aquellos dos ermitaños (que anhelaban reír a carcajadas).

El pirata (había quedado ciego de su único ojo) jamás podría desenterrar el tesoro de la isla. Lloró amargamente.

1 comentario:

  1. Qué infelicidad. Gigantes pequeños y enanos gigantes, que una pluma, alto tan 'insignificante' como una pluma genere una pelea. Por quien más lo siento es por el pirata. ¡Vaya mala pata! Aunque, por otro lado, me alegro. Así no se hace de oro y va luego alardeando por ahí.

    Saludos,

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