Hoy vi, desde un lugar de privilegio la ambición de dos hombres desplegada en la mesa, es decir: vi la miseria, el hambre y la prostitución todo arrojado sin piedad.
Entonces pensé de inmediato en el poema de Borges:
“…y cada uno de los dos fue Caín, y cada uno, Abel.”
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La tendencia a rebajarse, a dejarse robar, engañar y explotar, ¿no sería el pudor de un dios vivo entre los hombres?
ResponderEliminarY si amor. Hay un poco de todo.
ResponderEliminarUn poco de ausencias, un poco de des-vergüenzas, un poco de rebajas y mucho de apariencias, de valores enmascarados y de dedos que acusan a otros, desde la impunidad que ejercen los que azotan.
Pero, por eso, nosotros en definitiva (los otros quiero decir), tenemos algo de responsabilidad, digo en lo colectivo. Por lo que le toca a cada uno, en fin… cada uno sabe.
Gracias por pasar por acá. Besos.