26.5.13

Hace un tiempo estaba en un asado dominguero al mediodía, bien Argentino. Había amigos, conocidos, infiltrados y entenados, en un costado un grupo de pavos hablaban de violencia nocturna, futbol y borracheras, entonces seguro hice una de mis caras de pocos amigos, por lo que un entenado me dijo: “vo´ no sos argentino”.
Hoy es 26 de mayo, como desde hace unos cuantos años a esta parte nos confesamos decididamente detractores de las efemérides recortadas a la medida de Billiken y Anteojito que nuestras maestras de primaria, no creo que por perversión (porque para eso hace falta lucidez), sino mas bien por desánimo nos enseñaron al ritmo de cantitos y collages.
Clavar una daga sobre las efemérides inmortalizadas, en ridículas recetas y reduccionismos, no es negar la historia, por el contrario es indagar con astucia sobre los relatos que nos atan a un pasado mítico.
Cabe preguntarse a qué hora habrán amanecido el 26 de mayo de 1810 Saavedra, Paso y Moreno – ilustrados lectores de Montesquieu y Rousseau. Es ingrata la imagen siempre maldita de negros vendiendo felices mazamorra caliente para la vieja sin dientes, empanadas y no sé que yerbas.

Sobre la sangre de los gauchos se hizo la frontera del norte y sobre el sudor de los inmigrantes el campo de las provincias.  

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