La felicidad es cosa de hombres
libres, se desprende del concepto que Aristóteles tiene de ella. Pienso en
ciertas líneas García Márquez en “Del
amor y otros demonios” donde Sierva María de todos los Ángeles (María Mandinga
como era llamada por los esclavos), iba y venía con total naturalidad entre el
mundo oprimido de los Señores (mundo que le pertenece de derecho) y el “mundo
libre” de los esclavos… ¿cómo develar los rostros que componen este infierno de
máscaras?
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