Pierre Bourdieu aplica un modelo
de análisis en la que la sociedad es observada como un conjunto de campos
relacionados entre si, y a la vez relativamente autónomos (utiliza una metáfora
espacial para explicar su teoría sociológica). En este sentido, cada campo es
un espacio de conflicto entre los actores, por el capital que está en juego en
ese campo. El espacio social es fluctuante y en él fluyen las prácticas
sociales (habitus). Aquí el sociólogo intenta diluir la idea de sujeto-estructura,
considerando que las prácticas sociales se dan, en medio de una relación
permanente de varios elementos.
Las prácticas de los actores
derivan de la posición que cada uno ocupa al interior del campo. Las
estructuras que existen con independencia de la voluntad de los sujetos y ellas
delimitan y orientan las prácticas sociales. Es decir que las instituciones son
anteriores ontológicamente a los sujetos y tienen efectos sobre las prácticas.
Cada
campo se encuentra constituido por una red de relaciones objetivas, que existen
con independencia de los deseos y la voluntad de los sujetos. Es un campo de
fuerzas, una red de relaciones de poder.
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