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Es cierto, hace tiempo que no vomito un verso fugaz, callejero, con aire de oscura sofisticación. Un exquisito sin-sentido para el odio de crueles (por desinteresados) lectores. 
Ah si ! – esas cosas de las que hablan los filósofos. En fin, cristales rotos, herencias perdidas, miedos a si.
 
 
 
          
      
 
  
 
 
 
  
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