Algunas teorías han pretendido
que bueno significa:
a – placer,
b – deseo,
c – conforme a la naturaleza y
d – conforme a la voluntad de
Dios.
El hecho de que existan tantas
definiciones, incluso algunas con poder cancelatorio sobre otras, prueban que
ninguna “es” realmente.
Cuando hablamos de lo bueno en si,
lo hacemos con independencia de nuestra valoración y de la de los otros, ya que
la divergencia de opiniones dificulta descubrir la verdad, incluso nos pone de
cara a la posibilidad, de que tal cosa como la verdad, simplemente no exista.
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