16.8.11

Introducción al pensamiento de Levinas.


Parte III.
Hemos visto que su filosofía pretende resaltar el vínculo fraterno y fecundo con el prójimo que me constituye, es por tanto una ética plagada de responsabilidad con ese otro al que reconozco como distinto y a su misma vez, fundamento de mi.
Así la trascendencia es estar comprometido con los demás, es decir una clara postura hacia la exterioridad de mi-mismo.
Su obra “Totalidad e infinito” lleva como subtitulo ensayos sobre la exterioridad y en el prologo en castellano de la sexta edición, encuentro la iniciativa de un hombre que invita a salir de uno mismo en una aventura hacia el verdadero ser.
Nos invita a pensar críticamente las verdades de nuestro tiempo y a salir del cautiverio del uno mismo, hacia el encuentro. Encuentro que como decíamos mas arriba implica una profunda responsabilidad.
El otro, el próximo se nos manifiesta como una revelación de nuestra propia desnudez y fragilidad[1], esa desnudez (en palabras del autor) “del pobre, de la viuda, del huérfano, del extranjero”. Es una invitación al encuentro y un recuerdo patente, concreto del imperativo de “no matarás”.
El autor nos propone que el sujeto no desaparezca en su universal, propone un encuentro con un tú que sea intimo y fecundo, que reviva la experiencia del cara a cara y que no se encierre en una relación pasajera, ambigua, donde ese otro es un tercero, distinto, lejano, abstracto.
Lo que nos propone es estar dispuestos existencialmente, activamente y de manera concreta, mas allá de especulaciones teóricas, porque lo infinito y el que se presenta delante de mi, exceden las posibilidades de conceptualización, porque en la fragilidad de la humanidad desnuda, se funda el todo de cada uno, un todo que es anterior a la razón y a lo objetivable.
Es el hombre, la fuente de toda la racionalidad y es necesario entonces, regresar al él.


[1] El autor habla de epifanía del rostro (del otro), que es una manifestación fenoménica, pero a la vez es un hecho religioso. Es un darse a conocer por revelación. Es una presencia excepcional, novedosa, sagrada. Es la huella que debemos seguir hacia la trascendencia. Es decir es la pista de lo Otro.

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