De los comentarios anteriores surge necesariamente un repaso del argumento ontológico de la existencia de Dios que oscila entre conclusiones lógicas y especulaciones metafísicas, que hoy entendemos como aristas irreconciliables.
Pero, se trata de demostrar la existencia de Dios, por medio de un razonamiento puramente analítico, lo que lleva a la conclusión sin probar la premisa fundante, de que Dios existe pues, no hay nada (pensable) superior a él y en este sentido contiene la suma perfección.
Así Dios, será causa eficiente (si me permite el tinte aristotélico) que accione sobre la esencia y otorgue la existencia a las cosas, además de detener el sin fin de causas, siendo ésta (él mismo) primera y fundamentalísima.
A - Todo tiene una causa.
B - Ninguna causa puede crearse por sí misma.
C - (por lo tanto) Todo es causado por otra cosa.
D - Una cadena de causa y efecto no puede ser infinita.
E - Debe de existir un inicio o primera causa.
F - Dios es la primera causa.
Ya que está en la cima de perfección y existe, por ende con anterioridad a la esencia y a la existencia misma, él es autosuficiente. Todo lo demás es jerárquicamente inferior, finito y contingente respecto de él.
Es entendimiento-realidad, ya que al ser un Ser-Existente tan grande (de suma grandeza) no puede ser solo parte del entendimiento, pues su grandeza (perfección) se reduciría.
Así con en este articulado de premisas, discusiones y creencias se desarrolla el clima intelectual de casi toda la Edad Media, que se debate entre el cielo y el infierno.
Entre el orden del bibliotecario escolástico que excluye a revoltosos empiristas y las santas indulgencias. Los soldados de Dios devienen en banqueros y la burguesía se consolida al descubrir las exóticas bellezas del oriente.
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De si la fe debe ser ciega
ResponderEliminar(y la razón que pregunta).
Por otra parte la gran carta bajo la manga de los pueblos semitas (judíos, cristianos e islámicos) es la invisibilidad de Dios; tanto, que ni su nombre puede ser pronunciado. Así no solo se derriba el politeísmo presente en todo el mundo antiguo, sino que se universaliza la idea de una divinidad tan vasta que no se puede contener ni en una imagen, ni en una premisa.
Es todo y a todo otorga existencia, es Dios la totalidad del Ser. Pero no solo eso, sino que además el monoteísmo es una contundente forma de expresar las ambiciones de poder, puesto que emparenta a los dadores de sentido místico con el dominio del vulgo.
Por su parte la búsqueda es lícita y, superada la pretensión de que la circularidad exista independientemente de los círculos particulares (de manera indiscutible), podremos llegar a que la humanidad y el hacer de los hombres particulares, se construye, así volvemos a lo dicho: y pensar la existencia de Dios (y sentirla consecuentemente) es una decisión personal, íntima y libre. El hombre elige creer porque la condición de libertad en que debe fundarse la existencia humana, así se lo permite.
Lo que quiero definir es que esta “decisión” es absolutamente independiente de la realidad efectiva de Dios, tema en el que no entraremos aquí.