8.12.10

Entorno al pensamiento de Hegel.

El tiempo es gestación permanente.

Hemos pretendido con esta incisión acercarnos al pensamiento de Hegel, ni siquiera siendo una mas, de entra tantas profusas empresas destinadas a interpretar la vastedad de este filósofo.
No hemos hecho más que querer contribuir, quizá torpemente y con la plena conciencia de que solo estamos dando pasos preliminares, propedéuticos de otros posteriores estudios.

10 comentarios:

  1. Es necesario observar a los expertos, para interpretar correctamente al pensador alemán y es posible caer en el error de “interpretar a los intérpretes” mas que al propio Hegel, como diría Juan Samaja: “pocos filósofos han sido tan poco respetados (¿o debería decir rapiñados) como Hegel”, por lo que es necesario mantener cierta rigurosidad textual y contextual a fin de no desnaturalizar la pretensión o peor aún, cambiar el significado.
    Aseguran los expertos que la Fenomenología del espíritu es la culminación de sus esfuerzos teóricos, siendo la mas influyente y discutida de sus obras, pero podemos afirmar que es propiamente el método (clave hermenéutica) en que debe articularse todo el sistema hegeliano.
    Aquí presenta el núcleo teórico de su posición epistemológica, buscando consagrar a la experiencia personal, como criterio de verdad – contraponiéndose al criterio de autoridad.
    En términos políticos sociales (es decir en el contexto histórico, en que debe leerse toda obra) el mundo estaba en plena transformación, siendo Napoleón el exponente cumbre y motor de estos cambios sustanciales.
    Pero es otro gran debate al que podríamos dedicar sendos estudios.

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  2. Introducción.
    Asumiremos la difícil tarea de sintetizar el pensamiento de Hegel – desde la óptica del Prologo de la “Fenomenología del espíritu”, como hemos dicho anteriormente.
    Es quien asume la historia en su carácter interno como dinámica y despliegue de la conciencia, que se va superando cada momento en síntesis integradoras, cada vez más complejas.
    Con su pensamiento se supera el espacio existente entre ser y pensar, aquí se disuelve la distancia entre espíritu y materia, pensamiento y realidad: es decir entre sujeto y objeto.
    Esta conciliación se da en un marco de co-pertenencia o participación, el devenir como proceso creador de la totalidad de lo real, expresada como sistema.
    Hegel pone el acento en el espíritu que envuelve al mundo exterior y al yo pensante, cuya intensión es conocer lo que es (la cosa y su entorno).

    Parte de que no hay tal situación como un sujeto y un objeto distanciados e inalcanzables el uno por el otro (aclaremos): entender esto así, es hacer del entendimiento la herramienta propia del hombre que capta de manera errónea a los objetos fuera de si mismo, seguidamente deducimos que no habría ciencia de nada, pues al no conocer las cosas en si y solo tener la comprensión de su apariencia: todo conocimiento es refractado (quebrado, distorsionado).

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  3. Hegel evita sostener que el sujeto y el objeto son dos realidades distintas a las que el conocimiento busca unir. No, lo que busca rastrear es que la historia del objeto también está en el interior del sujeto – utilizando la expresión de Samaja: “… hay un patrimonio genético común…” – lo que se busca conciliar es el punto de equilibrio: donde se da el encuentro.

    Tomemos a Goethe brevemente, pero no de manera caprichosa: “… el hombre solo se conoce a si mismo cuando en cuanto conoce el mundo…”; en la misma senda, Hegel entiende la filosofía como el lugar donde la pensamiento, se vuelve comprensión y apertura a una nueva instancia. Así, ser y pensar ya no se distinguen porque lo real es transparente y la razón conquista todos los rincones de la metafísica, aquí es donde comienza su ocaso pretendido, y la razón revela al ente, desnudando también a la historia misma.

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  4. Hegel pretende la filosofía como ciencia absoluta, radical, arquitectónica de los demás campos de conocimiento. Es así fundamentalísima y anterior, el saber es integral y alcanza el absoluto (es inmanencia desplegada). Es saber constructivo, donde praxis y teoría son partes integrantes de un mismo y constante proceso de metamorfosis, superación y síntesis integradora – lo que aquí se reúne bajo el concepto de espíritu.
    Es necesario comprender la dinámica interna de su evolución, que no es otra cosa que la autodeterminación de la idea.
    En su aspecto exterior, la historia es conciencia de las transformaciones, un proceso en el que la verdad misma deviene, haciéndose cada vez más rica y profunda.

    El orden lógico y la estructura de la dialéctica.
    Si bien la teoría es el momento lógico, aquí ya no es abstracta, sino el fundamento pleno de la acción. Es un pre integrado a la actividad misma y lleno de sentido (es fundante).

    La lógica es una ciencia de principios básicos no solo del pensamiento, sino también del ser y de la existencia. No es una lógica muerta de proposiciones, sino móvil que penetra en la totalidad. Lo absoluto es concebido como espíritu, sujeto, razón y se desarrolla en la totalidad y busca llegar a su autoconocimiento que se va desarrollando fase a fase, hasta comprenderse a si mismo en la naturaleza, en la historia.
    De esta manera se estructura la realidad, donde cada parte se halla condicionada por otra y toda ella es cognoscible, mediante relaciones lógicas recíprocas.

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  5. En esta dinámica la fuerza fundamental que opera es la contradicción que inicia el movimiento.
    La dialéctica hegeliana consiste en una oposición binaria que conduce a una síntesis, que dará lugar a un nuevo movimiento contrario de tal afirmación, tornándose infinito el despliegue del pensamiento. Cada situación contiene su negación (constitutivamente) que la hace convertirse en otra idea, entonces el pensamiento comprende tres momentos:

    Lógico – que es el entendimiento como tal.

    Dialéctico – que es la razón negativa, desde donde surge la contradicción.

    Especulativo – que es la razón positiva.

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  6. De la “Fenomenología del Espíritu”.

    Prologo.
    La teoría científica del presente. La verdad como sistema científico.
    El primer problema que Hegel se ocupa por plantear y acaso resolver es el como se arriba a las conclusiones porque en la filosofía mas que en cualquier otra ciencia se expresa la esencia misma de la cosa.
    La filosofía, desde una perspectiva histórica es una diversidad de sistemas filosóficos que no construyen un desarrollo lineal, sino que avanza al compás de contradicciones, haciendo una analogía entre el capullo y la flor, Hegel comienza a bosquejar el proceso dialéctico, desde una aparente anulación de un momento sobre otro, cuando en realidad es un fluir constituyente, entre distintos momentos de una unidad orgánica, donde cada fase es igualmente necesaria en la constitución del todo.
    Anular o integrar es un estado dependiente del donde se coloque el sujeto pensante. Será preciso para comprender a Hegel, comprender antes que la cosa no se reduce a su fin, sino más bien a su proceso (desarrollo), en articulación con un sistema científico – como decíamos antes, buscar comprender la mecánica -, aquí nuestro pensador busca arribar a la misma sofia superando a la filosofía ya.
    Esto eleva la acción creadora del hombre (como el impulso que cobra la vida, tras el regalo de Prometeo).

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  7. Lo verdadero como principio y su despliegue.
    El tiempo es gestación permanente y el mundo se entrega a su propia tarea de transformación. El espíritu no permanece quieto, es progresivo, “… estos paulatinos desprendimientos que no alteran la fisonomía del todo, se ven bruscamente interrumpidos por la aurora que pronto ilumina como un rayo la nueva imagen del mundo”.
    Pero esto es el comienzo (comienzo constante) y no se ve la realidad acabada puesto que es dinámica permanente (es múltiple transformación cultural) y la conciencia conserva en el recuerdo la riqueza de su estado anterior, entonces con la guía adecuada todos pueden acceder al conocimiento cierto.

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  8. El desarrollo de la conciencia - hacia la ciencia.
    Es necesario, en el sistema propuesto, expresar la sustancia en la misma medida que como sujeto, hay que hacer notar (dice Hegel) al mismo tiempo que la substancialidad implica lo universal (inmediatez del saber) y aquello que para el saber es el ser.
    La sustancia viva es en verdad el sujeto, es el movimiento de ponerse como mediación de su devenir, sabemos pues que el devenir implica o necesita del acto motor de la negatividad (es el devenir de si mismo, donde la esencia se completa en el desarrollo). Hay un trabajo plenamente positivo en lo negativo, porque inicia la dinámica infinita donde se configura la realidad.
    Lo real entonces, es el devenir desplegado y el saber solo puede explicarse como sistema (como sinónimo de ciencia) donde el concepto mas elevado de todos es el de espíritu.

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  9. El devenir del saber.
    Se adquiere la transparencia a través del movimiento en su simplicidad. La reflexión es inmediatez – es la reflexión del ser acerca de si mismo.
    La tarea de conducir al individuo desde su punto de vista informe – hasta el saber, debe considerar la formación cultural del individuo universal, hasta el espíritu autoconsciente propiamente.
    Hegel señala la relación entre ambos, donde el individuo universal se muestra a cada momento en su forma concreta, mientras que el individuo singular es inacabado; porque en el espíritu que ocupa un plano mas elevado que otro y la existencia concreta desciende hasta convertirse en un momento insignificante. La cosa misma ha mutado y es ahora un rastro, que se conserva en el interior, como etapas de un camino recorrido.

    La existencia pasada es ya patrimonio adquirido del espíritu universal. La ciencia expone en su consagración este movimiento formativo, “… la meta es la penetración del espíritu en lo que es el saber…” y lo importante son los medios que buscan llegar a su fin (en un camino arduo) y donde el espíritu pone en cada etapa el contenido total de si mismo – porque lo pensado es patrimonio de la sustancia.
    Luego, lo conocido, en términos generales, por ser conocido no es re-conocido, entonces los universales – Dios, Naturaleza, Entendimiento – son tomados sin examen como base axiológica (puntos inamovibles de partida y retorno) donde el pensamiento va de camino. Podemos entenderlo con la forma de una parábola.
    Hegel en pleno uso de la dialéctica explica que descomponer una representación, es descomponerla en cada una de sus etapas – retrotraerla – y aquí radica la fuerza del entendimiento, que es potencia absoluta.
    A este respecto, será necesario comprender cada fase con su propia (e intrínseca) negatividad, la que le da vida, y dinámica creadora. Solo así se va de regreso al universal.
    No se puede separar al individuo de lo pensado, esta premisa es esencial para alcanzar el despliegue total de la idea.

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  10. Seguidamente Hegel se dispone a exponer los distintos órdenes y formas del pensamiento. Mientras que nosotros, tomamos la vía complementaria para arribar a una mayor comprensión.
    Nuestro pensador (y su obra, como también dijéramos antes) busca derribar los edificios de prejuicios acerca del conocer, sus posibilidades, límites y temores al error y evitar los enigmas de la metafísica; propone la aventura de ir tras lo desconocido y tomarlo, asumir aquello que está mas allá y quizá, hasta derribar definitivamente la extranjeridad propia del hombre en su camino hacia el futuro.

    Ahora, de regreso a los arquetipos e ideas generales de los objetos, la función primera de la conciencia es objetivar, es decir: caer en la cuenta que hay un afuera y comenzar la progresiva diferenciación. Descubrir lo patente y representarlo mediante el lenguaje.
    Podemos decir que la primera patencia es la de si mismo, es así como se constituye el sujeto en el entorno y su conciencia es la que habla, pues su vocación es argumentativa – parafraseando a Samaja.
    La Fenomenología del espíritu puede ser considerada como una dialéctica eficaz entre hombres – en asamblea diríamos, ya que es el método que surge de la puja entre verdades que darán origen a nuevas verdades.

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