La experiencia del conocimiento puede parecerse a la caminata sin red, por una cuerda sobre el abismo. Trae consigo una impronta reveladora, que al mismo tiempo libera y esclaviza.
Es quizá, como llegar a un pueblo de frontera, con ese aire de cautivadora incertidumbre.
O bien, solo es otro día que los verbos se conjugan aleatoriamente, hasta dar con alguna respuesta correcta.
No siendo posible ningún acercamiento concreto a la verdad, y quizá conocer sea solamente representar la apariencia.
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