20.12.10

Contratos y rupturas.

La pregunta acerca de si ha habido (o no) un estado de naturaleza, es decir previo a las configuraciones sociales y que comprende al individuo en un estado de aislamiento-salvaje es casi banal, lo natural es el instinto gregario: la inclinación a asociarse con otros hombres y configurar contratos, es propio de la naturaleza humana que se funda y constituye en la interacción con otros.

Además, si consideramos la perspectiva griega clásica: el todo (estado / polis) es anterior a las partes – salvemos las distancias claro, entre el estado moderno, las ideas de la ilustración y la polis griega (que es una unidad orgánica, ontológica y constitutivamente superior al estado moderno).
Pero, como bien nos dice Looke, se llega a un estado de naturaleza, cuando aún dentro de colectivos, hay rupturas en el contrato fundante de las sociedades civiles.
Y pienso en los distintos vientos que soplan a vísperas de nuevas elecciones: usurpadores de los espacios públicos, vecinos de clase media (cada uno de estos grupos responden a sus propios intereses y necesidades) y por otros lados, los distintos estadios del Estado, que se planta estratégicamente como en un tablero de ajedrez (humano).
Entonces, el estado de naturaleza es la ruptura de los contratos sociales, son las grietas en el sistema, como gritos ensordecidos.

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