13.12.12


Un diario de ruta no reconoce precisiones gramaticales porque es un dejarse llevar, ahí mientras tanto suceden las emociones en la ruta.
Es caminar y pensar con las líneas fuga puestas en el horizonte. Es prolongarnos en la mirada que se pierde, es perpetuar el momento en un verso, una expresión, el ritmo de una melodía… la intemperie, esta vez como cobijo. 

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