11.11.12


Recuerdo una novela adolescente, de esas que se leen por obligación escolar.
Un joven llegaba a la capital proveniente de no sé qué remoto lugar del país, en el aeropuerto todos corren y lo agolpan, se pregunta por qué nadie se detiene a la saludarlo o siquiera a mirarlo, él ahí solo. La autora con picardía se pregunta: ¿Por qué habrían de saludarlo qué, acaso es Joan Manuel Serrat?
Al cabo de un novelesco año, el mismo joven parece irse y veinte o treinta personajes lo despiden del mismo aeropuerto, lo vivan, lo aclaman, lo lloran incluso. La autora, con la misma picardía se pregunta: ¿acaso este joven, quien se cree que es, Joan Manuel Serrat?
Detrás de este vano y pedorro fragmento, se esconde un atardecer presente.
(Partimos).

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