27.4.12


En horas de confrontación y reclamos de autonomía, la ciudadanía universitaria exige que se hagan carne las nunca tan cercanas y propias palabras del Manifiesto Liminar de la Reforma Universitaria de 1918.


Si no existe una vinculación espiritual entre el que enseña y el que aprende, toda enseñanza es hostil y de consiguiente infecunda”.

“La juventud ya no pide. Exige que se reconozcan el derecho de exteriorizar ese pensamiento propio en los cuerpos universitarios por medio de sus representantes”.

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