Al turista promedio deberían prohibirle la entrada a ciertas exquisiteces, me refiero a ese inquieto por el almuerzo que mira distorsionado desde el lente de una cámara (“… ves nene, el señor es Guarani…”)
A mi no me pregunten que leer o que música escuchar. Cada uno es el producto (parcial y en permanente actualización) de su propia historia. Yo no recomiendo. Buscar en bibliotecas y librerías, es un pasatiempo interesante. Es una inquietante y re-descubridora actividad que motiva el espíritu y abre de manera continua, la posibilidad de preguntas-respuestas-preguntas.
A la fecha de hoy, mucho tiempo de escribir este comentario he cambiado de opinión: es necesario recomendar.-
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