Pienso en las leyendas y en que existe una mirada (blanca, pecadora de “occidental”), acerca del valor de las tradiciones orales de pueblos originarios.
Las leyendas (los mitemas) responden a un aspecto paralelo y también puntal del desarrollo cultural de los pueblos / del hombre en si, ya lo hemos dicho varias veces por aquí.
Somos individuos de naturaleza metafisica (también), el asombro ante la inmensidad del entorno, despierta en nosotros dos aspectos igualmente profundos: el arrojo a la exploración del futuro y el temor a lo infinito (y desconocido).
Las leyendas no son cuentos (en el sentido menos amable de la expresión), por el contrario: reflejan los valores mas puros de sus (permanentes) reproductores / creadores. Obligan a estrechar lazos mas profundos con los de su clan – reunidos alrededor de un fuego, buscan despertar y transmitir el espíritu de ellos y de sus antepasados en un puente que los une (liga – de ahí deriva religión, religar – atar, unir).
Contienen una riqueza, mucho mas allá de su mera redacción / reproducción. Por lo que esconden, mas que por lo que revelan.
13.1.11
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