En el inicio de la obra “hombres y engranajes” Sabato, expresa con una melancolía (acaso cierta) que se ha deshumanizado lo humano, y se experimenta un desamparo en la existencia.
Lo expresa como el destino contradictorio de un semi-dios (el hombre moderno) que devino en (solo) una cosa entre las cosas.
Pero se me ocurre que ésta es, una mirada trágica y opaca de la vida, aunque en parte real, por los acontecimientos colectivos que diluyen la individualidad.
Es el filo peligroso de los discursos deconstructores que pretenden iluminar a todos por igual y despertar de los sueños totales (trascendentes, edificantes), siendo en realidad discursos expresados por unos pocos y para unos pocos (en términos de realidad efectiva), para algunos entonces la soledad propia de los tiempos que corren es creativa, y para otros en cambio, se presenta como desolado espejo, que no muestra nada mas que huesos.
3.1.11
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