5.11.10

positivismo y afines.

Al respecto del “Círculo de Viena” de la concepción científica del mundo, debemos partir de su momento fundacional. El período que según las categorías históricas se ha denominado de entre-guerras, paréntesis aparte para una denominación tan racional como los mismos sucesos que menciona.
Al margen de las susceptibilidades del momento, esta posición ante el conocimiento, que ha influido de manera vital en el desarrollo científico y tecnológico posterior, nace como una comunidad de pensadores que voluntariamente se reúnen y consecuentemente (como todo predicado) toman una posición ante el mundo.

Ellos mismos expresan en el Prefacio de su manifiesto de presentación que “este círculo no tiene una organización rígida, consiste de gente que tiene la misma actitud científica básica” - agreguemos que su impronta es de filosofía empírica, con fuertes vinculaciones con la matemática y la física.
Es definitoria la posición tomada dentro del campo académico, que podemos llamar de profunda oposición hacia la metafísica, aprovechando, si vale expresión el avance de la ciencia aplicada y el desarrollo tecnológico en que se gestan estas ideas – período que ellos mismos llaman espíritu de la concepción científica del mundo.
Los expertos categorizan este período histórico, dividido en las siguientes fases:
la recuperación posbélica (1919-1924), el auge económico (1925-1929), la gran depresión (1929-1933/1936) y la gestación de la Segunda Guerra Mundial.
Podemos mencionar brevemente la necesidad política y económica de una contracción del Estado y de las políticas keynesianas, a fin de lograr un irrestricto avance de la tecnología al amparo de los crecientes capitales en acumulación, clima que preludia la crisis del treinta – revelada por la misma naturaleza cíclica del modelo, según la visión acertada del propio Keynes.
La mencionada contracción del Estado rescata (evoca) la historia liberal de las relaciones comerciales y la expansión colonial del siglo XIX. Sin embargo esta batalla recién dará su golpe final tras la crisis y recesión de 1973, a partir de allí crece la iniciativa de movilizar el eje de las economías con fuerte protección estatal hacia un mercado (fundamentalmente financiero y cambiario) mucho más especulativo e irrestricto. Lo que se fomenta es la especulación y no la producción.
La economía así entendida, descansa sobre los siguientes pilares:

• Estabilidad monetaria.
• Disciplina presupuestaria.
• Contención del gasto público.
• Tasa natural de desempleo.

Claramente (al menos en una óptica personal) el más escandaloso es el ítem último, el que de manera eufemística declara que: es necesario mantener un ejercito de reserva (de desocupados claro) a fin de quebrar el poder sindical y la presión colectiva.
El primer país en poner en marcha un programa decididamente neoliberal es la Inglaterra de Margaret Thatcher en 1979, siguiendo el camino Estado Unidos en 1980 y Alemania en 1982.

La intención práctica y con pretensiones de hegemonía de los programas neoliberales fue detener la crisis financiera de los años `70, destruir por completo el comunismo e instalar el capitalismo a nivel mundial.
Retomando. Geográficamente se vinculan (los miembros del Círculo de Viena) con académicos de Inglaterra (por su tradición empirista), Berlín, Rusia, increyendo las vinculaciones con los Estados Unidos. Todo, desde la base en Viena. Pugnan por la divulgación científica al servicio de la educación y a juzgar por los datos que emana el mismo documento, la Universidad de Viena y su Facultad de Filosofía ha tenido una larga tradición y afinidad con la lógica y la epistemología, buscando un pensamiento científico unificado. Entonces se pone especial hincapié en el trabajo colectivo, la neutralidad del lenguaje y de un sistema de conceptos que resulte transparente y unívoco, que desenmascare los problemas inconsistentes de la filosofía de corte metafísico y cuanto mas, de la teología.
El método será el análisis lógico, que desmenuza el discurso en enunciados mas simples con una base sólida para la experiencia.

3 comentarios:

  1. La pretensión del Círculo de Viena, es la de desarrollar una (única) visión del mundo: que es científica, es decir objetiva, cierta, estable. Defendiendo el método científico como único camino de conocimiento y desentramado de la realidad.
    En esta perspectiva una nueva lógica irrumpe en la escena académica, que pretende unificar todo el lenguaje, a fin de desarticularlo en premisas de consistencia tal, que expliquen por si la realidad.
    Así se va dando forma al empirismo lógico, que es una aspiración por verificar las proposiciones y construir un saber sólido y univoco, como decíamos antes.
    Esta noción es una arremetida irreversible contra la actitud metafísica de la filosofía tradicional, ya que no sirve para la descripción de relaciones objetivas, son solo parte de una actitud emotiva. Mientras que, lo verdadero es lo científico.
    Estas promociones que busca el saber científico deben ser comprobables mediante un procedimiento empírico (verificación).
    Así visto, la filosofía queda al servicio de este criterio, siendo la encargada de aclarar las proposiciones, es una actividad lógica y sus otras ramas son descartadas ya que no están encaminadas hacia la verdad (fundamentalmente: la metafísica), siendo la ciencia el grado máximo del saber.

    Es necesario investigar la figura de Karl Popper (1902 – 1994), quien presenta en 1928 su tesis doctoral en matemáticas y por esos años se vincula con el Círculo de Viena, siempre manteniendo cierta distancia crítica. Pero publica la “Lógica de la investigación científica” bajo la orbita (por llamarlo de alguna manera) de aquel grupo de pensadores.

    Luego, durante los años de la Segunda Guerra Mundial, ya alejado y en cierto aislamiento (situación por la que pasaron muchos intelectuales en este período) escribe “La sociedad abierta y sus enemigos” – tras la guerra se vincula con economistas ingleses, de corte liberal.

    Popper en la “Lógica de la investigación científica” (1934) aborda los problemas de los límites de la ciencia, buscando el criterio de demarcación propicio, para distinguir las proposiciones científicas, de los simples enunciados. Este criterio no plantea la veracidad o falsedad de los enunciados, sino la posibilidad de ser abordado científicamente.
    Para él, una proposición es científica si es refutable, abandona por completo el inductivismo y la pretensión de verificación que pretende el Círculo de Viena, sosteniendo que lo primero son las teorías y que nunca las percepciones de los sentidos nos anteceden, por eso las teorías necesitan de la experiencia (para refutarlas o no), de aquí se deduce que el conocimiento científico, no avanza confirmando nuevas leyes, sino rechazando aquellas que son refutadas, mediante la falsación.

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  2. Pero: ¿qué es la falsación? – es un método por el cual se refutan (ponen a prueba) las teorías, pudiendo ser rechazadas al comprobarse la falsación o bien aceptarse provisoriamente pero nunca verificada, ya que hay una imposibilidad cierta de cuantificar que todos los cuervos sean negros, aún con varios miles de cuervos observados con este color. En cambio, si se mantiene latente la posibilidad de que no todos los cuervos sean negros, existe allí una manera de falsar (quebrar, revertir) lo expresado categóricamente por la teoría, de allí la particularidad de verdad provisoria.

    Retomemos la idea de criterio de demarcación.
    Buscará cuales son las fronteras que dividen al conocimiento científico de aquel que no lo es. Establecer los criterios de demarcación tiene importancia no solo teórica, sino también práctica.
    Veamos: podemos hablar brevemente de la importancia jurídica de las relaciones paciente-médico y de su cobertura legal, dentro de un sistema de derecho positivo y por otro lado, la existencia de relaciones entre adivinadores-pacientes (por llamar de alguna manera a ambos), que carecen de una cobertura cierta las prácticas y su regulación, las implicancias directas en los modos de relación social.
    O bien, podemos involucrar la financiación de proyectos de investigación, teniendo mayores posibilidades de aceptación (o conseguir fondos) un proyecto con bases científicas, que un proyecto de algún otro conocimiento espontáneo o vulgar. De ahí la importancia práctica de una regulación clara y acertada de las ciencias y los conocimientos cotidianos.

    Nuestro pensador critica el inductivismo y rompe con la racionalidad aparente de este método: “Desde un punto de vista lógico, dista mucho de ser obvio que estemos justificados al inferir enunciados universales partiendo de enunciados singulares, por elevado que sea su número, pues cualquier conclusión que sacamos de este modo corre siempre el riesgo de resultar algún día falsa”. El inductivismo (y su universalización que parte desde la observación de casos) puede conducirnos a conclusiones equivocadas, aún con premisas verdaderas.

    En segundo lugar, Popper critica el principio de verificabilidad, su razonamiento consiste en plantear que por muchas pruebas que tengamos para apoyar una teoría, nunca podemos estar seguros de que la siguiente observación no será incompatible con ellas. De esta forma, una contrastación basada en observaciones particulares, aunque éstas sean muy numerosas, lo único que hace es no refutar la teoría, pero no demuestra que sea verdadera. En este sentido, Popper afirma: “Las teorías no son nunca verificables empíricamente. Si queremos evitar el error positivista de que nuestro criterio de demarcación elimine los sistemas teóricos de la ciencia natural, debemos elegir una criterio que nos permita admitir en el dominio de la ciencia empírica incluso enunciados que no puedan verificarse”

    La principal aportación metodológica de Popper, puede resumirse de la siguiente forma, aunque una teoría no puede ser verificada, sí puede ser falsada, es decir, si el conjunto de observaciones favorables no puede demostrar la veracidad de una teoría, un hecho contrario a ella, puede demostrar que la teoría es falsa. A partir de aquí, Popper establece un criterio de demarcación, distinguiendo entre la ciencia y la no-ciencia, concluyendo que a una teoría se le otorga el carácter de científica si es susceptible de ser falsada, en caso contrario, no es científica: “Estas consideraciones nos sugieren que el criterio de demarcación que hemos de adoptar no es el de la verificabilidad, sino el de la falsabilidad de los sistemas. Dicho de otro modo, no exigiré que un sistema científico pueda ser seleccionado, de una vez para siempre, en un sentido positivo, pero sí que sea susceptible de selección en un sentido negativo por medio de contrastes o pruebas empíricas, ha de ser posible refutar por la experiencia un sistema científico empírico”

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  3. En el prefacio de “Conjeturas y refutaciones: el desarrollo del conocimiento científico” (1962), Popper, asegura que las conferencias que se desarrollan allí son solo intentos por descubrir racionalmente los errores en las apreciaciones y de eso se trata el camino que hemos recorrido junto al autor; encontrar el criterio para desestimar las premisas equivocas y avanzar en un camino, como de limpieza, por el espacio teórico.

    Lo que evidencia en las primeras líneas es que el conocimiento científico afirma conjeturas (indicios, observaciones), a las que se las intentará refutar (contradecir con argumentos). Mientras que aquellos supuestos que sean desestimados caerán en el olvido, los que sobrevivan a la refutación, serán provisoriamente aceptados. De esta manera, aprenderemos de nuestros errores y nos acercaremos a la verdad.
    En este párrafo es inquietante que el autor exprese que: ya que la verdad es provisoria, entonces nunca podremos apelar al criterio de autoridad.

    De esta manera se irá configurando la ciencia de la época y lo finaliza haciendo una defensa, de su uso de las palabras liberal o liberalismo: las define como hombres que son libres en el uso de sus facultades y no como simpatizante de un partido político (curiosa defensa).

    Las fuentes del conocimiento son además (lógicamente) las fuentes del error, se define Popper aquí como perteneciente a una corriente mixta (híbrida tal vez) entre racionalista y empirista. Expresa que como espistemologo solo le interesa discernir la verdad en el campo de la epistemología, sin importarle su adecuación o no, a las propias ideas políticas. Ya que él mismo, es empirista y racionalista al mismo tiempo por ser liberal, es decir un hombre libre, capaz de someter críticamente el estado de las cosas y sus evidencias. Esto despierta su optimismo epistemológico.

    El problema abordado en este texto (de manera central) es como ya anticipamos el de determinar la diferencia entre ciencia y pseudos-ciencia. Y el de determinar cuando una teoría es verdadera.

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