Pienso en el cartero de Bukowski y su hastío.
En la maraña de sensaciones que un don nadie tiene y en la contradictoria batalla, que se libra entre ese no-querer y los condicionamientos culturales.
Pero la pregunta se dispara (y se despierta) acerca de saber quien es “el tipo común” (en su sentido mas negativo), porque ciertamente: los “don nadies” están disfrazados de dedicados ciudadanos con morales altivas.
“Todos tenían también la misma voz”:
Dice categóricamente el cartero borrachín, como un antihéroe de historietas.
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Inquietante es la distinción de ausencia de distancias que Heidegger, nos refiere en “la cosa”: todo está igualmente cerca e igualmente lejos.
ResponderEliminarEs una uniformidad carente de distancias.
Es aquí, en esta ausencia, que lo que es sigue estando ausente.
Aquello que es, siempre está ausente del estado de patencia, porque está oculto – no revelado.