Los axiomas son necesarios para establecer la posibilidad de intercambio.
Pero aquello que es “común a todos”, no es otra cosa que la acción vencedora de un grupo hegemónico que instituye que será lo axiológico.
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Lo que cualquier grupo tiene en común, parece, es un líder, y poco más. Por eso el catolicismo incurre en la desmesura del universalismo. ¡Ojalá hubiera un solo jefe! (Al menos podríamos tratar de empezar a sindicalizarnos, y a conseguir que nos paguen las horas extras...)
ResponderEliminarEs una linda exageración, lo reconozco, pero
(como todo lo bello), no sólo es difícil, sino que también puede ser de lo más peligrosa.
Saludos, Camarada!