10.3.10

Pedagogía normalista.

Para curar a los niños de pensamientos fuera de lugar, la escuela argentina se erigió como un dispositivo de control y vigilancia.
Ordenando a la población en “parámetros normales”.

Este post puede leerse así (también):
Mira pendejo: adecuate a los parámetros establecidos.
¿Cómo que querés ser filósofo cuando seas grande? Dijó la maestra del grado – degenerado / drogón (pensó en ese instante).
Los nenes normales, quieren ser médicos o soldados de la patria.

3 comentarios:

  1. Ojo, la idea de la escolarización normalizadora no estaba mal; aunque pecaba quizás, de un desmesurado optimismo. Partía de la premisa de que los degenerados/drogones son una minoría. Y una minoría que se podía en principio controlar (o al menos "filtrar") por medio de los sencillos rituales de la marcha Aurora, el caballo blanco de San Martín y el cuadernito de caligrafía (y a no olvidar la cruz y la misa de domingo). Un ejército de vírgenes virtuosas, impolutas y sumisas (con pollera debajo de la rodilla) sería el encargado de administrar la correspondiente pócima de progreso y patriotismo indispensable para llevar a cabo tal hazaña.
    Algo tiene que haber salido mal, porque hoy en día los drogones/degenerados/analfabetos ocupan casi todos los cargos del gobierno, y aquellas prístinas novicias han desaparecido (o perviven a duras penas, recordando con nostalgia el "orden" y la "tranquilidad" que supieron disfrutar en algún glorioso período de "mano dura").
    Mientras tanto, nadie tiene idea de qué hablan las personas que usan la palabra 'filosofía'. Y no creo que a nadie le preocupe demasiado; no con tanto drogón que anda dando vueltas...

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  2. ¿Y a vos no te parece demasiada catástrofe que la educación nacional se construya desde un batallón de vírgenes? – evocando esa cosa sanmartiniana que no reflejaba al héroe libertador, sino mas bien reflejaban un complejo de Edipo no resuelto por estas doncellas pulcras.

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  3. Jajaja! Tenés razón. Por no hablar de la discutida sexualidad de Belgrano (y todo porque, dicen, tenía voz finita)... Pero está bueno tu análisis freudiano. Supongo que alguien ya escribió algún estudio sobre la mentalidad de colonia de los países latinoamericanos, y su correspondiente analogía con el complejo de Edipo: hay que revelarse contra Europa, hay que matar al padre por cualquier medio (eso sí, siempre y cuando sea hablando en francés). Pero eso es otro tema...
    Un abrazo.

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