El hombre aboga por la verdad, la sociedad la exige.
La reclama para si, le es tan propia que mata por ella, muere por ella, condena, la usa de estandarte, de axioma que subyace… pero NO está dispuesta a escucharla.
¿Se derribarían los sistemas? Sus vidas habrán sido en vano y habiendo desperdiciado tanto esfuerzo, mejor pensar en el costo – beneficio.
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Si amigo, todos los sistemas caerán, vendrán otros; con otros diletantes y conformistas sujetos que serán su "savia". Pero siempre habrá otros menos diletantes, que se darán cuenta que el problema está en una letra: no ser la savia, pero sí ser la "sabia" crítica del sistema.
ResponderEliminarTodos los sistemas son completos e incompletos, en ellos anidan aspectos totalizantes y aspectos que los hacen colapsar en contradicciones...
Y estamos los anti-sistémicos queriendo denunciar los mecanismos totalizadores y queriendo construir otra cosa.
Y..., después, estamos los errantes sin sistemas, el absurdo, el no ser para el sistema...
Che, después de todo "sistema" es un concepto, ¿no?
Saludos.
Hola José Luis, gracias por pasar a este enreverado espacio.
ResponderEliminarQuizá en esas contradicciones que hacen colapsar los aspectos totalizantes, sirvan de hendijas para infiltrar conceptos más fundamentales que reviertan los ordenes establecidos.
Ya se, ya se puede sonar utópico, pero esa es justamente una de las misiones-nociones de la filosofía, dar cuenta de la realidad.
(Otra vez yo, bueno perdón) esto me recuerda a la “rebelión en la granja”, cuando mediante un proceso de vaciamiento y sutiles cambios en las consignas (escritas en el muro del granero) se fueron lavando y licuando los ideales que servían como guías.
ResponderEliminarLo que pasa es que entre el adormecimiento medio natural del ser-social en su dinámica cotidiana y la maldad instituida como modo de hacer política, poco queda en plano que se construye entre ambas.