Ayer mientras almorzaba veía medio de pasada, un documental acerca de la cultura Maya, el arqueólogo (descendiente) explicaba como en la tradición, sus antepasados daban gracias a las divinidades por el fruto de sus manos, es decir por la confección de utensilios, herramientas, instrumentos, etc.
Me llevó a pensar rápidamente, en todo esto de la “razón instrumental” y en la celeridad por resultados que siempre llegan tarde, en un sistema que fagocita todo cuanto se construya.
De esta otra mirada, la naturaleza fue dada o estaba ahí (ese no es el punto, quiero decir inmanencia vs trascendencia, no importan en estas líneas), lo cierto que es que la convivencia y las mutuas bendiciones – el hombre bendiciendo los frutos que ella nos regala y ella nos bendice solo estando ahí (ese es su dasein).
Y que pobres y esclavos de nosotros mismos, nos hemos vuelto con el correr de los siglos. Este no es un intento por teologizar nada – eso a mi me cuesta bastante – si, quizá sea el intento por revalidar viejos ideales.
Leía, y a raíz de otras cuestiones, que en el pasado profundo pueden encontrarse grandes soluciones para futuro cercano, y eso no es: mera curiosidad arqueológica o cientifista.
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