Desde que es hombre, el hombre se pregunta por
la nada.
La angustia de caer en la cuenta de la finitud,
la sensación de fragilidad ante la naturaleza implacable. El vacío absoluto,
sin tiempo ni espacio o el estado de hastío y derrota, del hombre que asiste a
las hilachas de una modernidad tecnificada.
¿Hay lugar para un nuevo hombre en la
inmediatez de un tiempo irreflexivo?
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