En “Pedagogía del oprimido” lo que puede ser su obra más famosa, Freire
postula a la ciencia y la educación como armas propias de la lucha de clases.
Asumiendo que mientras para la
clase dominante, son armas para la reproducción de la violencia simbólica, el
eclipsamiento del pensamiento crítico y la domesticación de los sujetos; para
las clases oprimidas son las herramientas que le permiten la autonomía
constitutiva. De ahí el carácter político de la educación y de la ciencia, “…
una pedagogía revolucionaria y reformista que tiene por objeto la acción-reflexión
consciente y creativa de las masas oprimidas…”
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ResponderEliminarEn su carta de aceptación al área de educación del Consejo Mundial de Iglesias, enuncia: “Ya deben saber que he adoptado una decisión. Mi causa es la de los parias de la tierra. Deben saber que he optado por la revolución”. Este espíritu reformista lo llevó a siempre oponerse a ser visto como un conferencista o un gurú, que deja frases sanadoras. Su práctica educativa está íntimamente vinculada a la reflexión en medio de la práctica.
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