Hay días que el tipo se sentía avasallado como
una frontera en litigio.
Todos sus recursos eran escasos y las toxinas
se respiraban como los días siguientes a un bombardeo. Escribía poco porque
coincidía con aquello de que es necesaria cierta paz para hacerlo, pero aún así
¡ resistía ! porque había logrado crear los anticuerpos suficientes contra la
estupidez, contra lo obvio y a favor de todas las constelaciones.
Cada día, cuando anochecía asistía a ese club selecto
allá bien lejos, en el extremo inferior de la cruz del sur.
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